Los
valores cívicos —al igual que las normas de comportamiento— son
transmitidos de generación en generación a través de la educación. Gracias a
ello, los seres humanos distinguen lo apropiado de lo incorrecto y anticipan
las consecuencias de sus actos, de esta forma pueden participar responsablemente
en la búsqueda del bienestar colectivo.
En
una convivencia sana los integrantes del grupo reconocen la importancia de que
la libertad, la igualdad, la equidad, la justicia, el respeto, la tolerancia,
la solidaridad, y la responsabilidad normen sus actos y relaciones. Por ello,
la opinión y la participación de todos son necesarias para decidir y actuar en
bien del interés colectivo.
Cuando se habla de democracia, no sólo se hace referencia a una forma de
gobierno en la cual los ciudadanos intervienen en la construcción de un
presente y un futuro su país, estado o municipio, también se alude a una forma
de vida que se puede promover en la familia, en la escuela y en los demás
grupos en los que se participa.
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